domingo, 27 de septiembre de 2015

5º B - China y Cuba

República Popular China

Su régimen político está inspirado en el comunismo soviético, siendo un estado caracterizado por el unipartidismo y liderado por el Partido Comunista de China desde el año 1949. Sin embargo, económicamente, es una economía de mercado socialista desde las reformas de 1978 a cargo de Deng Xiaoping , llevando a la economía china a ser una de las principales del mundo y convirtiendo al país en una potencia mundial con uno de los mayores crecimientos económicos en Asia.


Economía de mercado socialista


La economía de mercado socialista es la forma económica que se practica tanto en la República Popular China , donde es llamada "socialismo con características chinas", así como en  Vietnam  donde a partir de la reforma del Doi moi  se denomina "economía de mercado orientada al socialismo".   La característica principal de esta forma económica es que las industrias básicas y sectores regulados como las telecomunicaciones o el sector bancario, son mayoritariamente propiedad del Estado pero compiten entre ellas en un sistema de precios establecidos por el mercado.   En contraste con la concepción más común de "socialismo de mercado", el Estado Central no interfiere rutinariamente a fin de establecer precios ni favorece a empresas estatales por sobre las privadas. Estes sistema es un tipo de economía capitalista  .

Economía de Cuba

El gobierno cubano   mantiene su adhesión a los principios socialistas   a la hora de organizar su economía , lo que ha llevado a que la economía sea controlada con opciones distintas a las dictadas por el mercado, es decir mediante la planificación .
La mayoría de los medios de producción pertenecen y son administrados por el gobierno cubano.

domingo, 13 de septiembre de 2015

6º C - Modelos de Acumulación

Economía - Pablo Maas - José E. Castillo Editorial Aique
Los Modelos de Acumulación

Para analizar la historia económica de la Argentina, necesitamos dividirla en períodos.  Estos períodos se denominan modelo de acumulación.  Se trata de espacios de tiempo relativamente largos (suman varias décadas) durante los cuales la política económica, los actores sociales y, en general, las formas de producción, de acumulación y de consumo, encuentran un patrón similar.

Si bien vamos a realizar un breve paneo por la economía argentina durante la época colonial (1500 al 1810) y los años de la independencia y las guerras civiles (1810 - 1860), se puede efectivamente hablar de modelos de acumulación desde la organización nacional, alrededor de 1860.  A partir de entonces podemos dividir la historia económica argentina en los siguientes períodos:
  • El modelo agroexportador (1860 - 1930)
  • El modelo sustitutivo de importaciones (1930 - 1975), dividido a la vez en dos períodos, el de la primera etapa (1930 - 1952) y el de la segunda (1952 - 1975).
  • El modelo apertuista con hegemonía financiera (desde 1975 hasta la actualidad).
La economía argentina anterior a 1860

Lo que hoy es la Argentina constituía la zona más periférica del imperio colonial español.  Las áreas más dinámicas eran las ligadas al comercio con la metrópolis y la extracción de recursos minerales:  la cuenca del Caribe y, en América del Sur, la zona del Virreinato del Perú y las minas de plata de Potosí.

Dentro de lo que hoy es Argentina, la zona más rica, coincidente con la más poblada, era la del noroeste, vinculada al centro dinámico de las minas del Potosí.  El resto del territorio se repartía entre algunas pocas industrias regionales en Cuyo, las artesanías de las misiones jesuíticas en el noreste y una economía de subsistencia en el área del ío de la Plata, alrededor de Buenos Aires.

La creación del Virreinato del Río de la Plata más la autorización del comercio por el Puerto de Buenos Aires, si bien solo con España y por medio de buques de la metrópolis, comenzaron a dar una cierta dinámica a la zona pampeana.  En la práctica, el área del litoral se hallaba restringida a unos pocos kilómetros por fuera de las ciudades, con un amplio territorio en manos de los aborígenes.  El único "uso" que se le daba a las zonas rurales de la región eran las "vaquerías", literalmente el otorgamiento de autorizaciones para la "caza" del ganado cimarrón que vagaba libremente por las pampas.

Después de la independencia, comienza lentamente a decaer la preponderancia del noroeste, a consecuencia de la mayor importancia política de Buenos Aires y del crecimiento de la hegemonía económica de su puerto, a partir de que se autoriza el libre comercio con todos los países del mundo.  En la práctica, esto habilita el intercambio con la Inglaterra de la Revolución Industrial.

Sin embargo, la economía argentina del período continúa siendo desintegrada, con sus centros regionales poco vinculados con Buenos Aires.  En el litoral empiezan a darse sucesivos corrimientos de la frontera indígena.  Crece el comercio, y con él naturalmente la preponderancia de una clase comercial.  Luego de la segunda década del siglo XIX, comienza a producirse el reparto en grandes extensiones de la tierra libre de la pamapa húmeda, lo que da lugar al surgimiento de la clase terrateniente que, junto con los comerciantes de Buenos Aires, aunque en una relación no exenta de contradicciones, comienza a constituir el eje político y económico del poder.

La explotación de la zona pampeana se liga con el comercio exterior del puerto de Buenos Aires, en un cambio de los tipos de explotación:  los cueros y el tasajo (carne secada al sol mantenida con sal, principal alimento de los esclavos de Brasil)  se convierten en los principales productos de exportación.  El "saladero" es la industria más desarrollada de la época.

El modelo agroexportador (1860 - 1930)

El llamado "modelo agroexportador" significó, desde 1860, la primera integración real de la economía argentina al mercado mundial.  Ello implicó, a la vez, la resolución de las guerras civiles de la primera mitad del siglo XIX a favor del puerto de Buenos Aires y, más en general, a favor de la alianza entre la clase terrateniente pampeana y los comerciantes porteños.

Este modelo fue conocido luego como propio de "la generación del '80" por sus admiradores, o propio de "la oligarquía" por sus detractores.  De lo que no cabe duda es de su fuerte vinculación y admiración por Gran Bretaña, que se transformó de hecho en la nueva metrópolis.

El funcionamiento del modelo agroexportador era relativamente simple.  Tenía dos elementos centrales que hacían a su dinámica:
  • La exportación de productos del campo pampeano.  Basándose en una propiedad de la tierra extensiva, cuyo reparto finalizó tras la Conquista del Desierto, se comenzó a exportar primero ganado ovino (lo que fue conocido como el "ciclo de la lana"), que finalizó en 1875.    Posteriormente comenzó el crecimiento de las exportaciones agrícolas, estabilizadas hacia el 1900 en aproximadamente el 50% del total.  En lo que respecta al ganado posterior al ciclo lanero, observó la mejora de las razas bovinas.  Hacia el fin del siglo se produjo el reemplazo de la exportación del ganado en pie por los cortes de carne congelada primero, y por el chilled beef (carne enfriada) después.  Es la época en que comenzaron a asentarse en la Argentina los grandes frigoríficos, centros de la primer disputa por la hegemonía económica entre Estados Unidos y Gran Bretaña.  Una característica general de la producción agropecuaria fue su carácter extractivo, en el que prevaleció la condición extensiva de la producción.  Ello tuvo que ver, sin duda, con el carácter latifundista de la propiedad de la tierra, pero también con el hecho de que no se avanzó en inversiones a partir de la particular mixtura entre producción gandera y  agrícola.  La frontera agrícola no traspasó la pampa húmeda, ya que hacerlo habría significado producir modificaciones tecnológicas y de organización que la clase dominante de la época no estaba dispuesta a asumir.
  • El ingreso de capitales, vinculados a la expansión internacional del capital británico, para financiar obras de infraestructuras (puertos, servicios públicos, ferrocarriles) o directamente al Estado Nacional por medio de empréstitos.  Este ingreso de capitales también significó el ingreso de empresas británicas en diferentes rubros (frigoríficos, bancos, seguros, algunos establecimientos rurales, las primeras grandes tiendas).  Las divisas que generaban esos dos elementos dinámicos eran utilizadas para la importación de bienes de consumo, así como insumos y bienes de capital.  Particularmente el área cercana a Buenos Aires pudo gozar de un elevado nivel de consumo que se fue sofisticando hasta acercarse a lso estándares qye se conocían en las principalñes capitales de Europa.  El éxito del modelo hizo que la Argentina fuera llamada "el granero del mundo".  Sin embargo, no todos pudieron disfrutar tan claramente de las bondades del modelo.  Los inmigrantes que entraron masivamente al país después de 1880 se encontraron con que tenían cerrado el acceso a la tierra.  Se concentraron entonces en la zona de Buenos Aires, y fueron el origen del movimiento obrero argentino.  La industria local de la época se hallaba vinculada principalmente al ciclo agroexportador, ya que crecía y decrecía con éste.  Estaba compuesta por un conjunto de industrias vinculadas directamente a la expansión y mantenimiento de infraestructura (ferrocarriles, puertoc, etc.)  Sin embargo, también existía una porción importante de industrias vinculadas directamente al mercado interno (en diversos rubros, como metalúrgico, textil, etc.).  Es importante remarcar esto para desmitificar ciertas lecturas que colocan la aparación de la industria argentina durante el desarrollo del modelo posterior.  Existía una industria en los primeros treinta años del siglo XX, aunque evidentemente lo que marcaba la dinámica del sistema era la exportación agropecuaria.
El modelo sustitutivo de importaciones

Primera etapa (1932 - 1952)

La crisis mundial del 1930 impactó fuertemente sobre el funcionamiento
de la economía argentina.  Los precios de las materias primas exportadas por el país (fundamnetalmente los cereales y las carnes) descendieron abruptamente.  Se cerraron los mercados para las exportaciones argentinas.  Al mismo tiempo finalizó el ingreso de capitales desde Inglaterra.

Este hecho tuvo efectos muy importantes sobre la sociedad, ya que por primera vez se produjo un ascenso considerable de la desocupación.  A la vez, el año 1930 asistió a la primera ruptura del orden constitucional, con el golpe de Uriburu contra el gobierno de Irigoyen.  Sin divisas por exportación ni ingreso de capitales, resultaba imposible continuar con la importación de bienes de consumo, insumos y bienes de capital que habían "nutrido" la modernización argentina desde 1880.

Entonces comenzó el período denominado de la sustitución de importaciones.  En concreto se empezaron a producir localmente la mayoría de los bienes de consumo que ya no se podían importar.  Los distintos gobiernos y las clases dominantes tardaron casi quince años en comprender, en general, que se había cerrado la etapa anterior.  Durante la década de 1930 prevalecía la creencia de que "sólo se esta viviendo una coyuntura desfavorable".  Por eso se realizaban desesperados intentos de volver a los supuestos años de oro de "la Argentina granero del mundo".


El pacto Roca  - Runciman


Ante el avance de la crisis mundial, el gobierno británico había decidido, en 1932, priorizar el comercio con sus colonias y con los demás países con los que estaba vinculado por lo que se conocía como Common - wealth (que incluía a ex-colonias como Canadá, Australia y Nueva Zelanda).  El gobierno argentino de la época trató desesperadamente de ser parte de ese grupo para seguir vendiendo a Gran Bretaña.  Así, en 1933 se firmó un convenio ente ambos países, conocido como Pacto Roca - Runciman, por el nombre de los funcionarios firmantes por ambos gobiernos, el vicepresidente Julio Roca (hijo del dos veces presidente Julio Argentino Roca) y Sir Walter Runciman, presidente de la junta de Comercio del Reino Unido.  El pacto comprometió a los ingleses a seguir comprando carne argentina.  Pero a cambio la Argentina debió ceder porciones considerables de su independencia económica:  concedió descongelar las utilidades de las empresas británicas considerables de su independencia económica:  concedió descongelar las utilidades de las empresas británicas en la Argentina; se mantuvo libre de impuestos el carbón ingles (que competía con el petróleo estadounidense) y se otorgó el  monopolio de la carne a los frigoríficos ingleses.  Se impuso, además, la creación de un Banco Central "mixto" - con la participación de banqueros privados, principalmente ingleses - y de una Corporación de transporte dominada por las compañías británicas.

El modelo se consolida

Pero la realidad era más fuerte que las intenciones políticas.  Lentamente se iba contruyendo el perfil del nuevo modelo.  Incluso muchas de las instituciones que se habían fundado a instancias de los acuerdos con Gran Bretaña empezaron a servir para ir "cerrando la economía" y protegiendo de hecho a la naciente industria de bienes de consumo.  El Banco Central por ejemplo, fundado en 1935, hizo que el país estuviera menos sometido a los vaivenes de los capitales internacionales.

La crisis del campo y las oportunidades de la nueva industrialización comenzaron a crear una ola migratoria desde el interior hacia la zona de Buenos Aires.  Así nació una nueva clase obrera, que tuvo un rol central a partir de la decada de 1940, tanto en lo político, con la interrupción en la escena política del peronismo, como en lo económico, ya que se construyó en la principal base de consumo interno.

El peronismo

El final de la Segunda Guerra Mundial planteada para el país un dilema.  Su metrópoli desde el punto de vista económico, Gran Bretaña, salía debilitada.  Los Estados Unidos, la nueva potencia en ascenso, iba lentamente colocando sus intereses geopolíticos y económicos sobre Latinoamérica.

Las corrientes de capital desde Gran Bretaña se habían interrumpido durante la década del treinta.  Más aún, la Segunda Guerra Mundial, generó el hecho de que la Argentina vendiera cereales a crédito a los aliados.  Al final de la Guerra nuestro país era acreedor de Gran Bretaña, pero con escasas posibilidades de cobrar esa deuda en efectivo.  Ese es uno de los motivos que provocaron la nacionalización de los servicios públicos al comienzo del gobierno peronista (el caso de los ferrocarriles es el emblemático).

En un país sin deudas, más aún con saldo acreedor, el peronismo produjo un conjunto de cambios en lo político y en lo social que sin duda repercutieron fuertemente sobre la estructura económica.  Se puede decir con certeza que fue la primera señal clara de un gobierno que apostaba al crecimiento industrial.  Se basaba para ello en incrementar considerablemente la capacidad de consumo, fundamentalmente de las clases populares.

La industria de bienes de consumo crecía y se consolidaba.  Sin embargo, y a pesar del algunos intentos desde el propio Estado, no se llegaría a desarrollar a fondo una industria de bienes de capital ni de extracción de insumos.  El problema que ello generaba consistía que esa pujante industria de bienes de consumo requería máquinas, petróleo y otros recursos que el país no producía.  Había por lo tanto que adquirirlos en el extranjero.  Pero la industria de bienes de consumo no estaba en condiciones, ni por calidad ni por precio, de exportar sus productos: era una industria para el consumo interno.  Entonces resultaba que las divisas para comprar esos bienes de capital debían provenir del único sector con capacidad exportadora:  el viejo sector agroexportador.  Pero éste nunca recuperó su pujanza anterior a 1930.  Y rápidamente iba a mostrarle sus límites al modelo.

Segunda etapa (1952 - 1975)

El estrangulamiento de la balanza de pagos

A partir de 1952, la recuperación europea tras la guerra condujo a una baja en el precio de los productos de agroexportación.  De tal manera que, por primera vez desde 1930, no alcanzaron las divisas para comprar los equipos e insumos necesarios para sostener el crecimiento de la industria de bienes de consumo.  El modelo mostraba toda su fragilidad.  No existía una industria de bienes de capital ("industria pesada", como se la denominaba en la época).  Se dependía entonces del campo y de sus divisas, que ya no alcanzaban para seguir el sendero de industrialización y consumo masivo.

Todavía durante el gobierno peronista, se hicieron los primeros experimentos para resolver esto que se conoció como "estrangulamiento de la balanza de pagos".  Perón  intentó un acercamiento con los EstadosUnidos, aprobando una ley de garantías a las inversiones extranjeras y se firmó un acuerdo de explotación petrolera con la Compañía California.  Estos intentos (fracasados) abrieron el camino de lo que se conoció como la propuesta desarrollista.

El desarrollismo

Tras la caída de Perón en 1955, algunos sectores intentaron reconstruir el modelo agroexportador.  Al igual que en 1930, ello era imposible, ya no solo por la realidad mundial, sino por la propia existencia de una clase obrera urbana y de un conjunto de empresarios ligados al mercado interno que van a ejercer una fuerte oposición a cualquier propuesta en ese sentido.

El modelo "desarrollista"  fue un intento de resolver la crónica falta de divisas como producto de la ausencia de industria pesada.  En 1958, el presidente Arturo Frondizi se lanzó a alcanzar el autoabastecimiento petrolero, abriendo a las multinacionales del sector, con las que se firmaron importantes contratos, un negocia que hasta entonces era monopolizado por YPF.  Éste fue el primer paso de una política que apuntaba a la industrialización en base a la industria pesada, a partir del aporte de empresas de carácter multinacional.  En aquel momento ingresaron en cantidad las más importantes firmas estadounidenses, dando un nuevo perfil a la estructura económica argentina.  Sin embargo, no se logró el efecto buscado, ya que estas empresas no aportaron "industria pesada" sino que se asentaron en lo que se denominan industrias de bienes de consumo durables (automotrices, electrodomésticos).  Si bien estos sectores modernizaron en general el parque industrial, no resolvieron el problema.  Por el contrario, lo profundizaron, ya que a su vez requirieron más importaciones, que se sumaron a las anteriormente requeridas por las empresas argentinas de consumo masivo.  En general no proveyeron divisas, sino que se las llevaron por medio de la repatriación de utilidades a sus países de origen, con los que se firmaron importantes contratos pagos de patentes y marcas.

Con las contradicciones propias de un período de aguda inestabilidad política (proscripción del peronismo, golpes de Estado de 1963 y 1966) el diagnóstico desarrollista siguió vigente casi hasta el fin del período.  En algunos momentos se volvía a la idea de que el Estado podía asumir la generación de la inexistente industria pesada y extraer los insumos claves (particularmente petróleo).  Ello sucedió fundamentalmente durante los gobiernos de Illia (1963), Cámpora (1973) y J. D. Perón  (1973 - 1974).  Otras veces, particularmente durante la dictadura de 1966 y sobre todo en el período de Adalberto Krieger Vasena como ministro de Economía, se volvió a poner énfasis en resolver el problema a través de la entrada de capitales multinacionales, especialmente norteamericanos.

El Modelo Aperturista con Hegemonía Financiera

Del "Rodrigazo" a la dictadura militar (1975 - 1983)

Durante el último año del gobierno de María Estela Martínez de Perón, en 1975, asumió el Ministerio de Economía Celestino Rodrigo.  Si bien su propuesta no pudo consolidarse por la feroz oposición que generó, es importante destacarla porque fue el primer intento de plantear un modelo, favorable a la acumulación financiera, que generó oposición en los sectores industriales, de las mismas características de la que al año siguiente se impondría en la Argentina.  Por primera vez en décadas se ponía en cuestionamiento la propia existencia de la industria argentina, fijándose como objetivo explícito dejar de protegerla.

La dictadura militar que asaltó el poder en 1976 tuvo desde el comienzo el apoyo de la comunidad financiera internacional que le facilitó los fondos para resolver los desequilibrios fiscales y de balanza de pagos que se arrastraban desde el fracaso del "Rodrigazo".  Para ello resultó estratégico que fuera designado como ministro de Economía una figura del "establisnment" de la vieja oligarquía:  José Alfredo Martínez de Hoz.

Una vez resueltas las urgencias financieras y restaurada la "credibilidad internacional" de la economía argentina, Martínez de Hoz se centró en dos temas:  modificar radicalmente el funcionamiento del sistema financiero y producir la apretura acelerada de la economía.  La modificación del sistema financiero se realizó a partir de una reforma instaurada en junio de 1977, con el permiso para la apertura de centenares de bancos y financieras.  Antes de esa reforma, las tasas de interés que se obtenían colocando plata en los bancos eran negativas (su rédito era menor que la inflación).  A partir de ese momento pasó a ser más negocio especular colocando el dinero en un banco o financiera que desarrollar cualquier actividad industrial o comercial.


 Un poco de historia

El sistema financiero argentino está regulado por la Ley de Entidades Financieras (Ley 21.526), sancionada el 14 de febrero de 1977 por José A. Martínez de Hoz, durante la dictadura de Rafael Videla. Con esta Ley, que liberalizó completamente el mercado financiero, la actividad financiera dejó de estar al servicio de la inversión productiva y el consumo sostenible, y se consolidó como un negocio meramente privado.
Si bien a lo largo de tres décadas se han realizado 16 modificaciones a la Ley, ninguna de ellas cambió el espíritu de esa banca descomprometida del desarrollo argentino gestada en la década del ’70.


El otro gran tema, la apertura económica, permitió el ingreso en gran escala de bienes importados de consumo masivo, lo que en muy pocos años destruyó gran parte de la industria nacional.  A partir de 1979, un sinnúmero de artículos de consumo importados invadió el mercado local.  Estos productos, muchos de ellos de inferior calidad que los productos de la industria nacional, terminaron provocando la quiebra de muchas empresas.

Al mismo tiempo, se mantuvo una política de "dolar barato", que hacía que esos productos entraran más fácilmente aun en la Argentina.  Se hizo popular que sectores de clase media viajaran a países limítrofes, o incluso a Miami, para comprarlos en el país.  Una frase se hizo famosa:  "¿Cuánto sale? ¡Qué barato! ¡Deme dos!.  Fue la famosa Argentina de la "plata dulce" que no se daba cuenta de que se fundía la industria nacional.

Mientras tanto, crecía y se desarrollaba un inmenso sistema financiero que se endeudaba a costa de la garantía del Estado.  El final de la dictadura militar mostraba un país endeudado, con alta inflación y donde aparecía un fenómeno que no se veía desde 1930:  el desempleo.

Los Planes de Estabilización

La restauración democrática, en 1983, que llevo al poder al presidente Raúl Alfonsín, dela Unión Cívica Radical (UCR), se realizó en un contexto en el que el modelo de acumulación sustitutivo de importaciones ya había prácticamente desaparecido.  La industria nacional se hallaba herida de muerte, con sectores enteros quebrados y prácticamente desaparecidos, producto de la doble acción de la especulación financiera y de la competencia de productos importados.

A las empresas multinacionales presentes en el país desde comienzos de la década de 1960, ala presencia tradicional de los sectores agroexportadores pampeanos y al creciente poder del sector financiero se les sumó la aparición de grupos económicos locales que crecieron al calor de su condición de proveedores del Estado y rápidamente se diversificaron hacía numerosas actividades.  estos sectores van a parecer como preponderantes para la toma de decisiones en la política económica de la década de 1980.  A partir de 1982, el problema de la deuda externa se transformó en uno de los ejes centrales para entender los límites de acción de los gobiernos.  Un término , el "ajuste", se convirtió en el eje para definir los distintos programas económicos que se presentaron.

A partir de mediados de 1984 sen entendió que no era posible retomar el sendero del crecimiento basado en la industria y el mercado interno que había dominado los cincuenta años anteriores.  Desde ese momento, y ante lo indomable de la inflación, por un lado, y, por otro, la imposibilidad del Estado de hacer frente tanto el pago de los vencimientos de la deuda externa como a los contratos leoninos de sus proveedores, se impusieron las políticas de ajuste, también conocida como "planes de estabilización".

El mecanismo del lanzamiento de un plan de estabilización funcionaba de la siguiente forma:

  • El gobierno elabora un "programa" que buscaba frenar la inflación, aumentar las exportaciones, reducir el déficit fiscal y asegurar el cumplimiento de los compromisos externos.
  • El programa era aprobado por el Fondo Monetario Internacional, tras lo cual este prestaba una cantidad de dinero (conocido como "préstamos stand-by"), pero ello era, a su vez, una señal para que el conjunto de los bancos refinanciaran la deuda externa argentina.
Normalmente estos programas, de los cuales los dos más importantes en la década de 1980 fueron los denominados Plan Austral (1985) y Plan Primavera (1987), funcionaban durante un breve período de tiempo, mientras tanto se reducía la inflación y se obtenía, durante ese corto período , la "confianza" de organismos y bancos internacionales.

En 1989, la serie de planes fracasados, la deuda externa en ascenso y la presión de los contratos con proveedores a los que tenía que hacer frente el Estado llevaron la situación a un quiebre.  Esto se tradujo en el aumento del nivel de preciosa valores siderales, fenómeno que es conocido como "hiperinflación".  La Argentina vivió un fenómeno que se dio en pocas ocasiones en el mundo:  que los precios aumenten por hora y el dinero deje de ser aceptado como medio normal de pago.

La convertibilidad y las privatizaciones

A partir de 1989 se desarrolló un audaz programa tendiente a estabilizar la economía tras el proceso hiperinflacionario.  El eje fue reducido drásticamente las erogaciones del Estado mediante la venta de empresas públicas que aparecían como fuertemente deficitarias y, al mismo tiempo, lograr el ingreso de capitales externos que "aliviaran" un poco los vencimientos inmediatos de la deuda externa.

Así se vendió, en un plazo récord, casi la totalidad de las empresas públicas argentinas:  Aerolíneas Argentinas, ENTEL, ENCOTEL, Obras Sanitarias de la Nación, Gas del Estado, Ferrocarriles argentinos, los puertos, los aeropuertos, los caminos, etc.

El otro eje de salida de la crisis hiperinflacionaria fue la "convertibilidad".  Consistió básicamente en permitir que la moneda argentina, rebautizada como "peso" después de la hiperinflación hiciera prácticamente desaparecer el austral, fuera colocada a un cambio de uno a uno con el dólar e inmediatamente intercambiable por él.  El gobierno garantiza que cualquier peso pueda ser cambiado inmediatamente por un dólar.

El plan de Convertibilidad, creado por el ministro Domingo Cavallo, logró un triunfo aplastante contra la inflación, reduciéndola a prácticamente cero a partir de 1993.  Pero la fuerte apertura económica que lo acompañó (con nuevas bajas de aranceles a las importaciones) y la sobrevalorización del peso con respecto al dólar, provocaron nuevamente el cierre de muchas empresas, elevando la desocupación hasta un nivel récord de más del 18%.  Las privatizaciones de la seguridad social en junio de 1994, que derivó los aportes jubilatorios de los trabajadores a las nuevas Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) redujo los ingresos del Estado, ayudando a provocar un creciente déficit fiscal que fue financiado con la emisión de bonos de la deuda pública.

5º B - Desigualdad y Pobreza

Riqueza y Pobreza

Durante los últimos años permiten afirmar que el mundo se mueve a dos velocidades: por un lado, avanza el Norte, desarrollado y por otro el Sur, que se empobrece y se va alejando de los países más afortunados.  Esto implica el enriquecimiento progresivo de ciertos países y el empobrecimiento de otros.  Se ha generado una tendencia preocupante que conduce al empobrecimiento y la desintegración de las naciones menos desarrolladas, que no participan en la globalización económica.

El problema de la pobreza no es exclusivo de los países en desarrollo aunque los afecta de manera especial.  De hecho en la mayoría de los países occidentales las deficiencias en la asignación de recursos se combinan con el desempleo, la pobreza y el despilfarro.  Como resultado coexisten la pobreza y grupos reducidos con rentas elevadas.

Particularmente, la Argentina ha sido testigo de un enorme aumento de los índices de pobreza e indigencia.  Según el INDEC, a fines del 2005, un 33,8% de la poblacón era pobre, de esa porción , el 36% era indigente.  Estos guarismos resultan significativos si bien son inferiores a los registrados en 2002, luego de la crisis, cuando la población bajo la línea de pobreza superó el 50% del total.

El INDEC considera pobre a aquel hogar cuyos ingresos se encuentran por debajo del mínimo necesario para satisfacer las necesidades básicas.  Y clasifica como indigente el hogar cuyo ingresos no cubren la canasta básica de alimentos.

La desigualdad

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La pobreza como concepto hace referencia a la carencia de una persona o población por no poder cubrir sus necesidades básicas, en cambio la desigualdad es la imposibilidad de acceder a determinados recursos, derechos, obligaciones, beneficios etc.La desigualdad es una manifestación de la pobreza.
 
La desigualdad puede ser social y económica, de género, raciales, culturales, geográfica o naturales.La brecha entre los más ricos y los más pobres de un determinado lugar permite establecer el nivel de desigualdad de un país o sociedad, y esto acentua los niveles de pobreza.


El sistema económico y social en el que vivimos se basa en la desigualdad por eso, es que por ej el 5% de las personas más ricas del mundo poseen 114 veces los ingresos del 5% más pobre. En resumen para que unos miles de personas sean extraordinariamente ricos millones de personas deben ser terriblemente pobres.

Los países desarrollados en su mayoría lograron reducir la desigualdad y por ende la pobreza, buscando un desarrollo humano igualitario y condiciones sociales de redistribución de la riqueza, políticas de inclusión social y oportunidades para la gran mayoría de los integrantes de su sociedad.

La pobreza y la desigualdad social son dos conceptos muy relacionados. Para algunos expertos el problema no es la pobreza sino la desigualdad social. Otros consideran que ambos deben ser tratados para lograr tener uns sociedad justa y equilibrada. Y que no alcanza con el crecimiento económico sino que además hay que implementar acciones de distribución de la riqueza e inversión social para lograr un desarrollo humano extendido.

La tendencia actual demuestra que sigue incrementándose la desigualdad entre países ricos y pobres y lo mismo ocurre dentro de los países. Mientras siga esta realidad seguirá creciendo el número de pobres en el mundo y este se hara cada vez menos sustenable y empeoraran los problemas globales y locales. Se necesitan realizar cambios en la económia y en las sociedades donde el bienestar de las personas sea la prioridad no la bolsa, las acciones o el indice este o aquel.

Pobreza urbana y rural

Existe un consenso entre los estudios sobre pobreza en considerar que ésta se concentra especialmente en zonas rurales de las regiones del NOA, NEA, Patagonia y Cuyo, y en barrios de las grandes ciudades.

Mientras en las zonas urbanas una de las características de las condiciones de pobreza es la falta de medios económicos de la gente para comprar lo que necesita o acceder a la oferta de servicios, en las zonas rurales a esto se le suma muchas veces el aislamiento espacial de los asentamientos rurales. Este aislamiento se debe a la falta de una adecuada infraestructura de servicios o a la gran distancia en que se encuentran respecto de las localidades donde la población puede proveerse de los servicios básicos.

Los indicadores de pobreza, como el de necesidades básicas insatisfechas, no sólo reflejan las diferencias entre provincias ricas y provincias pobres, sino que evidencian que las zonas rurales presentan, en proporción, mayor déficit y precariedad de recursos para la población que las zonas urbanas.


Frecuentemente se asume que la pobreza en LAC (Latinoamerica y el Caribe) es principalmente un fenómeno urbano, dado que el 70% de la población es urbana, y que los barrios bajos son muy extensos. Esta visión, se debe en parte a que cuatro países grandes y relativamente urbanizados - Brasil, México, Colombia y Argentina - dominan las estadísticas regionales. Además, se sabe sorprendentemente poco acerca del grado de pobreza rural en la región, debido a que las estimaciones sobre pobreza en LAC son incompletas, o que en su análisis se le presta escasa atención a la pobreza rural. La pobreza urbana en LAC ha sido mejor estudiada y documentada a través de encuestas. Sin embargo, existen datos que son notables: 

En seis países, la población rural supera la mitad del total nacional. Debido a que una proporción mucho más elevada de la población rural es pobre, en por lo menos 12 países, la mayoría de los pobres habitan en zonas rurales. 

En Colombia, donde menos del 42% de la población es rural, el 74% de los pobres habitan zonas rurales. En Brasil, donde el 26% de la población es rural, aproximadamente el 40% de la pobreza es rural. En Venezuela, donde 16% de la población es rural, el 30% de los pobres habitan zonas rurales. En México, donde el 41% de la población es rural, 57% de los pobres habitan zonas rurales. 


Marginalidad y exclusión social

Se denomina marginación o exclusión a una situación social de desventaja económica, profesional, política o de estatus social, producida por la dificultad que una persona o grupo tiene para integrarse a algunos de los sistemas de funcionamiento social (integración social). La marginación puede ser el efecto de prácticas explícitas de discriminación que dejan efectivamente a la clase social o grupo social segregado al margen del funcionamiento social en algún aspecto, más indirectamente, ser provocada por la deficiencia de los procedimientos que aseguran la integración de los factores sociales, garantizándoles la oportunidad de desarrollarse plenamente.

lunes, 7 de septiembre de 2015

5º B y 6º C - Mercado de trabajo (tarea para el martes 8/09)

Con la economía estancada, se contrae el mercado de trabajo

Estadisticas.El porcentaje de gente que trabaja o busca empleo es el más bajo en 12 años. Esto explica que el desempleo haya bajado.

 La versión oficial sobre el mercado laboral dice que en la Argentina, pese al estancamiento de la actividad y la pérdida de poder adquisitivo que genera la inflación, cada vez hay menos gente interesada en trabajar. Según el INDEC, la tasa de actividad, que mide la cantidad de gente que tiene trabajo o busca tenerlo, está en 44,5%, la más baja en 12 años. Esto es lo que explica que aun cuando la creación de empleo sea exigua, la desocupación sea hoy más baja que en los años de alto crecimiento económico. Para los analistas hay menos gente buscando empleo por el “efecto desaliento” que se genera tras varios intentos frustrados, pero también señalan algunas inconsistencias en las estadísticas oficiales, lo que genera dudas sobre su veracidad.

Según el INDEC, con un guarismo del 6,6%, la desocupación del segundo trimestre del 2015 fue la menor en los últimos 24 años. “Lo llamativo es que el desempleo haya descendido a 6,6% de la Población Económicamente Activa (PEA) en un contexto de estancamiento económico”, apunta la consultora Economía y Regiones (EyR). 

En concreto, la tasa de desocupados cayó casi un punto porcentual respecto a igual período de 2013. Así, hay 1,1 millones de personas desempleadas en todo el país. Al mismo tiempo, la tasa de actividad descendió 0,3 puntos porcentuales, hasta alcanzar sólo al 44,5% del total de la PEA. Las estadísticas muestran que el pico se registró en 2006, cuando llegó al 47%. De este modo, la tasa es la más baja de los últimos 12 años (ver infografía). Para EyR esta caída podría explicarse a partir del “efecto desánimo”, que induce a los desocupados a abandonar su búsqueda de empleo y retirarse del mercado de trabajo.
Desde finales de 2011, el empleo privado se encuentra estancado. Los datos del informe trimestral del mercado laboral publicado por el Ministerio de Trabajo muestran que la generación de nuevos puestos registrados en el sector privado se contrajo 1% desde fines de 2011 hasta el primer trimestre de 2015.
En la última medición hubo un leve cambio. En el informe del INDEC, la tasa de empleo creció 0,1 puntos porcentuales respecto del mismo período del año pasado, lo que, según EyR, deja entrever una creación de 143.000 nuevos puestos de trabajo. “Luego de siete trimestres consecutivos de caídas interanuales, la demanda de empleo se habría visto impulsada, en buena medida, por la mayor creación de puestos de trabajo en la construcción, en la generación y distribución de electricidad, gas y agua y en el sector público por tratarse de un año electoral”, dice la consultora.

De este modo, la tímida creación de empleo también incide en la reducción de la desocupación. Para EyR, “tres cuartas partes de esta merma corresponderían al efecto desánimo, mientras que el resto se debe al repunte del empleo motorizado por la construcción, el sector energético y empleo público”.

Un dato llamativo de la estadística oficial es que la correlación entre las tasas de actividad y empleo pasó de representar un 22% en el período 2003-2010 a más del 95% a partir del 2011. “En otras palabras, antes de 2011 la gente no dejaba de buscar trabajo en forma tan marcada cuando el empleo empezaba a menguar y, en consecuencia, la tasa de desempleo aumentaba. Sin embargo, a partir de 2011, los datos del Indec muestran que los desocupados se desaniman rápidamente cuando la economía empieza a destruir empleo”, indica Economía y Regiones. Para los analistas, “este cambio tan marcado de la corrección –que evita subas del desempleo– agrega un manto de duda sobre los relevamientos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y sus resultados acerca del mercado laboral”.

Para el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP), coordinado por el diputado Claudio Lozano, si la tasa de actividad se mantuviera en niveles similares a los de 2010 –cuando rondaba el 46%– el desempleo habría alcanzado un 10% en el segundo trimestre de 2015 y habría 762.000 desocupados más que los que se computan oficialmente. 

“La explicación de la caída de la tasa de actividad es la manipulación de la estadística pública. No le encontramos ninguna otra razón excepto evitar que, en términos de desocupación, se exprese la permanente caída del empleo. Desde mediados de 2013, de manera insólita, la gente que pierde el laburo, en lugar de salir a buscar otro, se queda en su casa mirando la tele”, señala Lozano. El diputado detalla que “en general, el efecto desaliento se da cuando hay situaciones de ingreso favorables para el resto del grupo familiar o cuando la destrucción de puestos de trabajo es prolongada y entonces la gente realmente se cansa de buscar trabajo inútilmente. Pero acá se dio en simultáneo con la caída del empleo”.
“Hay dudas sobre la veracidad de los datos y además está el efecto de los planes sociales, que en algún punto terminan actuando como una suerte de desempleo oculto”, dice Alejo Espora, economista del Banco Ciudad.

Para los analistas, los planes sociales inciden sobre la tasa de actividad porque fijan un piso de ingresos. Esto implica que la gente sólo está dispuesta a trabajar si el salario es mínimamente atractivo. Como muchas veces la oferta de empleo no cumple con este requisito, hay gente que termina retirándose del mercado.
Entre las inconsistencias de la estadística oficial que despiertan las alarmas de los analistas, está el dato de Resistencia. Según el Indec, en la capital chaqueña hay pleno empleo. Allí, la tasa de actividad es del 29,7%. “En las provincias del Norte, la tasa de actividad es históricamente más baja, pero es muy llamativo que la tasa de actividad sea tan baja, es irrisorio”, sostiene Espora.

Hacia adelante, las expectativas de los empresarios no son alentadoras en cuanto a la creación de empleo. Según la encuesta cualitativa industrial del Indec, de cara al próximo trimestre el 96,8% de las firmas prevé relativa estabilidad en su dotación de personal, mientras un 2,2% espera una disminución y sólo el 1% anticipa un incremento. Adicionalmente, el 14,1% de las firmas encuestadas espera una disminución de las horas trabajadas, “lo que permite entrever que las suspensiones seguirán siendo un tema recurrente durante el segundo semestre”, asegura el Ciudad.

domingo, 6 de septiembre de 2015

5º C - Distribución de la Renta

La Distribución de la Renta

 La distribución de la renta de un país depende fundamentalmente de:
  • Las diferencias salariales: cuando éstas son muy marcadas, la renta se distribuirá de manera poco igualitaria.
  • El reparto de la riqueza:  cuanto menor sea el porcentaje de población con acceso  la riqueza de un país, mayor será la diferencia de renta dentro de una sociedad.
La distribución de la renta en las Economías de Mercado

Los servicios que prestan el trabajo, el capital, la tierra y toda clase de instrumentos materiales de producción se incorporan a los bienes económicos en forma de valor agregado en los procesos productivos.

El valor agregado es la diferencia entre el valor de los bienes producidos y el costo de las materias primas y otros bienes intermedios utilizados para producirlos.

El sistema de economía de mercado obedece al principio de la distribución, según el cual los propietarios de los factores productivos obtienen una remuneración por su uso igual al valor que añaden éstos cuando prestan servicios productivos.  Este principio básico asocia estrechamente la producción y la distribución de la riqueza, ya que las identifica como las dos caras de una misma moneda.

La remuneración a los propietarios de los factores productivos  de la tierra, del trabajo y del capital, se determina según la contribución productiva de los servicios que prestan.

Factores productivos:
  • Trabajo - Salario o Sueldo
  • Capital - Interés
  • Tierra - Renta
Es preciso distinguir entre distribución de la renta y distribución de la riqueza:
  • La riqueza de un país es el valor neto de sus activos tangibles o físicos y financieros.
  • La renta es el total de ingresos que reciben los propietarios de los factores productivos de la economía.
La distribución de la renta de un país entre los distintos agentes económicos será el resultado de las rentas libremente obtenidas por los distintos factores productivos y también se vera fuertemente influida por la acción del sector público por los impuestos y las transferencias efectuadas por el Gobierno:
  • Impuestos:  aportes obligatorios de ciudadanos y empresas al sector público.
  • Transferencias:  subsidios y pensiones que el sector público paga a los ciudadanos y las empresas.
En la economía de mercado, la retribución de los factores productivos se determina en los mercados respectivos, siendo el más importante el mercado de trabajo.  Estos resultados se ven alterados por la intervención del Estado, mediante los impuestos y las transferencias.


CriteriosCaracterísticas
FuncionalLa renta se distribuye entre los factores de producción en forma de salarios, rentas de la tierra, intereses y beneficios.
SectorialLa renta se distribuye entre los tres sectores productivos.
Espacial o geográficoLa renta se distribuye por zonas, regiones, provincias, etc.
PersonalLa renta se distribuye entre los habitantes.

La distribución en los sistemas de planificación centralizada


En las economías planificadas centralmente (socialistas), los medios de producción eran propiedad del Estado y las decisiones clave le correspondían al poder central.  El Estado (por medio de una agencia central que confecciona los planes económicos) determinaba quién, cómo y para quién se debía producir.

Los agentes económicos carecían de libre iniciativa.  La falta de incentivos, puesto que el Estado fija salarios y precios, era una fuente continua de ineficiencias y despilfarro de recursos, lo que determina el fracaso del sistema.


Mercado de trabajo y los salarios


Como todo precio, el salario se determina en un mercado mediante la acción conjunta de la oferta y la demanda.  Una empresa contratará trabajadores siempre que ellos añada más a sus ingresos que a sus costos.  Esto quiere decir que la empresa comprará el valor de lo que produce un trabajador por unidad de tiempo, por ejemplo en una hora, con lo que le cuesta contratarlo.  La empresa sólo se decidirá a contratar a un trabajador en el caso de que el valor de lo producido por el trabajador sea mayor que el costo en que incurre al contratarlo.

La Demanda de trabajo


La demanda de trabajo es la cantidad de personas que están dispuestas a contratar las empresas en cada nivel de salarios.

El factor determinante es el salario, tanto en la oferta como la demanda.  A partir de una determinada situación, el salario se reduce, los empresarios estarán dispuestos a demandar una mayor cantidad de trabajo; por consiguiente, es de esperar que la curva de demanda de trabajo tenga inclinación descendente.

Además de estar condicionada por los salarios, la demanda de trabajo que llevan a cabo las empresas depende  de la productividad y los precios de los bienes y servicios producidos.
  • Productividad:  la demanda de mano de obra depende de la productividad del trabajo, de forma tal que un salario más elevado puede compensarse con una productividad mayor.
  • Precios de los bienes y servicios producidos:  por el trabajo tambien inciden sobre la demanda de trabajo.  Entonces si aumenta el precio de las viviendas, las empresas constructoras incrementarán su actividad y demandarán más mano de obra.
Oferta de trabajo

La oferta de trabajo depende fundamentalmente del salario y aumenta a medida que sube el nivel salarial.  La disposición a trabajar se  incrementa conforme los salarios crecen.

Además los salarios, determinan la oferta de trabajo de un país una serie de factores demográficos y estructurales.



La tasa de desempleo se define como el porcentaje de personas desocupadas respecto de la población activa.
  • Tamaño de la población total
  • Proporción de la población que está en edad de trabajar.
La oferta de trabajo de un país será mayor conforme aumenta su población total.  Si se comparan dos países que tienen la misma población total, la oferta de trabajo será menor en el que presente un porcentaje más elevado de niños y de personas mayores de 60 años.  Para expresar este hecho se recurre a la tasa de actividad.

La tasa de actividad es el porcentaje de la población activa (ocupados y desocupados) sobre la población total.

En los países desarrollados, la diferencias en la tasa de actividad suelen deberse al grado en el que la mujer se incorpora al mercado de trabajo.

Mercado de trabajo

La acción conjunta de la oferta y la demanda de trabajo determinan el salario y el nivel de empleo de equilibrio (cantidad de personas ocupadas).  

Si para un determinado grupo de trabajadores la oferta es mayor que la demanda por parte de las empresas, en ese grupo se producirá desempleo.  La existencia de desempleo se debe a que el salario vigente en el mercado de trabajo es superior al salario de equilibrio.

Diferencias salariales

Las diferencias salariales que se dan entre las distintas ocupaciones son cuestiones relacionadas con las preferencias y la movilidad laboral entre unas ocupaciones y otras.

En el mundo real las diferencias existen, hay restricciones a la movilidad ocupacional.  Si un empleo requiere una habilidad especial, un nivel educacional muy elevado o un largo período de formación profesional, a corto plazo la oferta de trabajo para ese empleo no podrá aumentar de forma apreciable, dado que un aumento sustancial de los salarios provocará un pequeño incremento de la oferta.

Si un empleo no  requiere un pequeño aptitudes ni formación especial, la actividad puede aprenderse fácilmente, la oferta sera muy sensible a aumentos en los salarios, producirá un fuerte incremento en la oferta de trabajo.  

Debemos destacar que existen otros tipos de diferencias salariales, algunas de las cuales obedecen a la naturaleza del trabajo desarrollado.  Por ejemplo, si el empleo es peligroso, desagradable o perjudicial para la salud, pocos trabajadores se sentirán inclinados a prestar sus servicios en él, por lo que los salarios tenderán a ser elevados.

A veces las diferencias salariales se deben a que el producto elaborado  por los trabajadores experimenta una fuerte demanda, lo que originará a su vez una gran solicitud de este tipo de trabajadores y en consecuencia los salarios crecerán.  En la actualidad la remuneración media  en el sector electrónico es mayor que en la siderurgia.  En otros casos las diferencias salariales se deben a las distintas calificación y formación de los trabajadores.


El capital humano y las diferencias salariales

La calificación profesional o capital humano constituye la causa más importante de las diferencias salariales entre los trabajadores.

El capital humano es el valor del potencial de obtención de renta que poseen los individuos.  Incluye la capacidad y el talento innato, así como la educación y las calificaciones adquiridas  y suele estar fuertemente condicionado por el entorno familiar.

El capital humano aumenta como consecuencia de la educación general, de la formación para el trabajo y de la experiencia.  Lógicamente toda mejora en el capital humano acarrea costos.

Hacemos notar que la educación formal en las universidades no sólo supone costos directos, como la matrícula, sino también costo de oportunidad, los ingresos que podrían obtenerse trabajando en lugar de asistir a la universidad.  Los individuos deben sopesar los costos directos y los ingresos perdidos que conlleva la educación y las futuras retribuciones derivadas de contar con una mayor formación.

Los Sindicatos


La justificación para explicar el crecimiento de los sindicatos de trabajo ha sido la ausencia de condiciones de competencia por el lado de la demanda, el poder de los empresarios requería la existencia de sindicatos monopolistas que protegieran los intereses de los trabajadores afiliados.

Los objetivos de los sindicatos

Uno de los objetivos que persiguen los sindicatos es negociar con las empresas los salarios y demás condiciones de trabajo de sus afiliados.  La meta principal ha sido de mantener y elevar los salarios reales de sus afiliados.  En los últimos años, el empleo también ha aparecido como uno de sus propósitos.

Para alcanzar los objetivos de crecimiento salarial se ha recurrido a una serie de estrategias:

  1. Restricciones a la oferta de trabajo:  la limitación de la oferta de cualquier clase de trabajo, en comparación con los demás factores productivos, tenderá a elevar el salario.  Para evitar que se incremente la oferta de mano de obra, los sindicatos han procurado retrasar la edad de entrada en el mercado de trabajo y adelantar la edad de jubilación, reducir el número de horas de trabajo a la semana.  Con el mismo objetivo los sindicatos han tratado de restringir el grado de intensidad y rapidez del trabajo.
  2. Fijación de salarios mínimos:  Otra estrategia normalmente seguida por los sindicatos es la de forzar la creación de leyes de salarios mínimos.  Éstas hacen que el salario supere el de equilibrio.  La experiencia nos dice que la fijación de un salario mínimo eleva la tasa de desempleo de trabajo no calificado y produce un aumento del salario de los que continúan empleados.
  3. Aumentar la demanda de trabajo:  Para ello se ha recurrido, por ejemplo, a la fijación de tarifas aduaneras a la importación con el fin de entorpecer la entrada de productos extranjeros.  Los sindicatos también han procurado aumentar los puestos de trabajo mediante reglas impuesta a los empresarios (por ejemplo que un restaurante disponga de un mozo cada cierto número de mesas) con el objeto de mantener la demanda de mano de obra por encima de los que aquellos realmente desearían.  Este tipo de iniciativas indica que se considera la demanda de un factor como demanda derivada de los productos en cuya producción participa.
La negociación colectiva

La negociación colectiva es señal de que existe imperfecciones en el mercado de trabajo.  Prueba de ello es que casi todas las empresas se ven obligadas a fijar una política de salarios.  Los patrones tienen cierto control sobre ellos, pero su política de salarios está condicionada por la cantidad disponible de mano de obra.

La negociación colectiva consiste en la fijación de las condiciones de trabajo, mediante la negociación entre obreros y empreasarios.

Los sindicatos tratan de establecer salarios tipo en los convenios colectivos.  Éstos delimitan un contrato genérico, que provee el marco en el cual se determinarán los contratos particulares que la empresa celebra con cada uno de los trabajadores.

Los convenios colectivos son los acuerdos que se alcanzan en las negociaciones colectivas.

La renta de la Tierra

La cantidad disponible de tierra puede considerarse aproximadamente constante, a diferencia de lo que ocurre con otros factores productivos.  Difiere de otros recursos naturales en que a corto plazo es posible obtener de ella un flujo constante de producción sin que se reduzca la cantidad del factor.

Al precio o retribución de la tierra suele denominárselo renta.  Ésta refleja el valor de su productividad.
De todos modos, cabe aclarar que la oferta de tierra para un uso concreto no es fija.  Por ejemplo la oferta de tierra dedicada a la producción de soja se puede ampliar reduciendo la destinada  a producir maíz o incrementando la cantidad de tierras bajo riego.

También tenemos que distinguir entre renta de la tierra, que va al propietario y renta agraria que es la obtenida por quien usa la tierra para una explotación agrícola.

Renta económica

La palabra renta se utiliza en los textos de Economía para describir la parte de la remuneración que reciben los factores que tienen una oferta limitada, en particular, aquella que está por encima de su costo de oportunidad.

Por ejemplo la remuneración que recibe un jugador de futbol que forma parte de la selección será una renta económica, ya que su costo de opotunidad lo que ganaría si en vez de jugar al futbol se dedicase a ejercer otra actividad, sería notablemente inferior a lo que gana como futbolista.

Tomemos el caso de un futbolista que sea contador.  Suponemos que el salario medio anual de un contador es de $25.000 y que jugando al fútbol obtienen unos ingresos anuales de $395.000, de estos ingresos $370.000 serán renta económica.  En este caso el costo de oportunidad son los $25.000 que podría ganar como contador.

La renta económica es el rendimiento de un factor de producción por encima de su costo de oportunidad.

El interés y el capital

La retribución del factor productivo capital se denomina rendimiento o interés.  El interés se puede definir como el pago por los servicios del capital o más concretamente, como el precio de un préstamo.

Las personas que disponen de dinero en efectivo tienen la posibilidad de consumir en la medida que lo deseen.  Si, en cambio,  deciden prestarlo, proponen las posibilidades de consumir ahora, y en consecuencia pedirán algún tipo de compensación por el sacrificio que están haciendo.  Esta compensación es el interés que reciben por sus préstamos, lo que les brinda la oportunidad de acceder a niveles superiores de consumo en el futuro.

Si alguien presta $100 durante un año, con la condición de que le devuelvan $110 al final de ese período, la tasa de interés demandada es el 10%.  Esto se puede considerar una medida de la compensación exigida por el prestamista, al haber perdido la oportunidad de consumir ahora bienes por valor de $100.

La diversidad de las tasas de interés

La tasa de interés se establece en un porcentaje de la cantidad prestada.  Rigen diversas tasas, que normalmente difieren de acuerdo con lo siguiente:

  • El riesgo de la operación:  cuando se concede un préstamo, siempre existe el peligro de que éste no se recupere.  Este riesgo es variable y dependerá de las características del solicitante.  En el caso de un préstamo al Gobierno, el riesgo es prácticamente nulo, pero si se trata de una empresa nueva, el riesgo puede ser considerable.
  • La garantía que ofrezca el solicitante del préstamo:  Los prestamistas suelen demandar algún tipo de garantía, por ejemplo en el caso de un préstamo hipotecario, el prestamista toma como garantía la propiedad del solicitante.  En otros casos, la garantía es personal.  El tipo de garantía ofrecida por el prestatario incidirá sobre la tasa de interés cargada por el préstamo.
  • El período para el que se concede el préstamo:  La tasa de interés variará según el período por el cual se concede el préstamo.  Un préstamo a largo plazo conlleva tasas de interés más elevadas que uno a corto plazo, ya que el riesgo aumenta con la duración del préstamo.
La demanda de préstamo y la demanda de capital

La tasa de interés se fija por la demanda y la oferta.  Pueden requerir un préstamo las empresas que deseen invertir o que enfrenten dificultades financieras; los gobiernos para sufragar los gastos que no cubren con los impuestos y las familias que deseen adquirir bienes de consumo con sumas que superan sus ingresos corrientes.

Las empresas pedirán un préstamo en función de su precio y del rendimiento que se espera obtener.  El rendimiento del capital se puede expresar en términos de los beneficios netos que se espera obtener a lo largo de la vida del capital.  Si se espera que la instalación de una máquina que cuesta $1000 origine un incremento en los beneficios netos de $100 al año, se puede argumentar que el rendimiento del capital será de un 10%.

En estas condiciones la empresa se decidirá a llevar a cabo la inversión si el rendimiento esperado del nuevo capital supera su costo, es decir la tasa de interés.

Se plantea la compra de una máquina que generará un rendimiento de un 10%.  Si es capaz de conseguir un préstamo al 8%, llevará a cabo su proyecto de inversión.  Por el contrario si la tasa de interés es del 13% , no concretará su plan.

La oferta del capital

La oferta de capital financiero provienen básicamente del ahorro.   Puede ahorrar tanto el sector público (en el caso que sus ingresos por impuestos superen sus gastos) como las empresas (en forma de beneficios no distribuidos entre sus accionistas) o las economías domésticas.  El ahorro depende de diversos factores, entre los cuales cabe destacar el nivel de la rente y la tasa de interés.  Parece razonable suponer que existe una relación entre la tasa de interés y el ahorro, si las tasas de interés son elevadas impulsarán a ahorrar y si son bajas las familias se mostrarán reacias a sacrificar consumo presente por consumo futuro.

La determinación de la tasa de interés

La demanda y la oferta de capital determina la tasa de interés.  La curva de demanda de préstamos tendrá inclinación descendente, o sea a tasas de interés más bajas, la demanda de préstamos será mayor, las empresas se mostrarán más deseosas de comprar bienes de capital al reducirse los costos totales de la inversión.

En cuanto a la oferta de fondos prestables, ésta depende del deseo de los individuos de prestar, permaneciendo invariables las demás cosas, aumente cuando se eleven las tasas de interés.

La curva de oferta de fondos prestables también tendrá la forma normal creciente.  La figura siguiente ilustra cómo las curvas de oferta y demanda de fondos prestables determinan la tasa de interés de equilibrio.



La distribución personal del ingreso y la política distributiva

La existencia de fuertes diferencias en la distribución personal del ingreso justifica la aplicación de la política distributiva, cuyo objetivo es tratar de evitar que ciertos segmentos de la población no alcancen los niveles mínimos de renta.

La política distributiva está integrada por un conjunto de medidas del Gobierno, cuyo propósito principal es modificar la distribución de la renta entre grupos sociales o individuos, tratando de hacerla más equitativa.

La política de distribución existe porque, aunque el libre funcionamiento del mercado puede alcanzar la plena y eficaz utilización de los recursos productivos, no está garantizada una distribución de la renta que se considere justa para la sociedad.

Los instrumentos de la política distributiva

La distribución funcional de la renta se refiere al reparto de los ingresos entre los factores de producción, el trabajo y el capital.  La parte de la renta que corresponde al trabajo y la que se destina a retribuir al capital dependen de la proporción en la que estos factores son utilizados en la producción y de la relación entre los precios de dichos factores.  Los instrumentos son:

  1. Los impuestos.
  2. Los gastos de transferencias (seguro de desempleo y subvenciones asociadas con la política educativa).
  3. Intervención directa en el mecanismo de mercado.
Los impuestos

Todos los impuestos modifican la distribución de la renta.  Los indirectos (recaudados sobre el consumo de servicios o compra de bienes) la modifican  en el sentido de perjudicar a los grupos de renta más baja, y por eso se los califica de regresivos.


Los individuos con menor renta pagan lo mismo que los más afortunados y el porcentaje de impuestos es superior para los más pobres.

Los impuestos sobre la renta o impuestos directos (lo que gravan la obtención de la renta) pueden ser neutrales, si no modifican la distribución de la renta y si el tipo impositivo (porcentaje que se recauda sobre la renta) es el mismo para todo nivel de renta.

Los impuestos directos son generalmente proporcionales con mínimo exento, es decir que el tipo impositivo se eleva con la renta (progresivos) modificando la distribución de ésta en beneficio de los menos favorecidos.

Los gastos de transferencia

Los impuestos pretenden conseguir recursos financieros para el sector público y modificar la distribución de la renta.  Las transferencias apuntan más directamente a garantizar una base mínima del nivel de vida para todos los individuos y una igualación primaria en la distribución de la renta.

El seguro de desempleo y las pensiones de jubilación tienen por objeto garantizar una base mínima a personas que de otra forma no podrían obtener tales ingresos.

Intervención directa en el mecanismo de mercado

Estas medidas actúan  en el proceso de formación de los ingresos sobre las fuerzas de demanda y oferta de mano de obra sobre otros factores de la producción, como el capital.

Ejemplos de este tipo de políticas son la imposición de salarios mínimos y los controles sobre los precios de determinados artículos, generalmente de primera necesidad.  Otro ejemplo es el congelamiento temporal de los salarios.


Las fallas del Estado


Si las políticas no se basan en un análisis minucioso del funcionamiento de los mercados, suelen romper el equilibrio del mercado, ir en contra de los intereses de aquellos grupos a quienes las autoridades desean ayudar, dando a lugar a las fallas del Estado.  La fijación de un precio (salario) mínimo disminuye la cantidad demandada de trabajo, de modo que del grupo de trabajadores salen ganando los que siguen empleados y pierden los que se ven despedidos y pasan a estar desempleados.


Precios máximos y mínimos


El mecanismo de oferta y demanda puede utilizarse para explicar los efectos sobre el equilibrio de mercado de la fijación de precios máximos y mínimos. 

Cuando se fina un precio máximo en un mercado, ningún vendedor puede cobrar más que este precio y en consecuencia la cantidad demandada superará la ofrecida.  Cuando el Estado intervienen fijando un precio máximo sucede lo siguiente:

  1. Aumenta la cantidad demandada.
  2. Se reduce la cantidad ofrecida.
  3. Aparece escasez en el mercado.
La imposición de un precio mínimo o de un salario mínimo garantiza que el precio no descienda por debajo de cierto nivel.  Cuando el Estado establece un precio mínimo, ocurre lo siguiente:
  1. Aumenta la cantidad ofrecida.
  2. Se reduce la cantidad demandada.
  3. Aparece un excedente de mercado.
La fijación de precios máximos o mínimos es ejemplo de una falla del Estado, se origina una incorrecta asignación de recursos.

Precios subvencionados o precios sostén

El Estado también interviene en los mercados del siguiente modo:  fija un precio sostén, deja que la demanda privada determine el precio de equilibrio necesario para adquirir toda la cantidad ofrecida por los productores y finalmente cubre la diferencia entre el precio sostén y el obtenido en el mercado.

El Estado deberá pagar esta diferencia por cada unidad producida, pero no tendrá que adquirir stock alguno de mercadería.  Esta forma de intervención no implica que los consumidores deben pagar directamente un precio mayor por los bienes subvencionados que compran, pero no impide que se produzcan ineficiencias en la asignación de los recursos.  

Con frecuencia se han fijado precios subvencionados para determinados productos de la minería, especialmente el carbón, y en ciertos mercados agrarios.


El Estado de bienestar

Fue creado en la Europa de postguerra, puede definirse como la institucionalización de los derechos sociales de los ciudadanos.  El Estado provee a los ciudadanos determinadas prestaciones en forma de subsidios, ayudas o pensiones, y brinda un conjunto de servicios sociales, generalmente, en materia de salud y educación.

El estado de bienestar es el conjunto de servicios sociales (pensiones, cobertura de desempleo, salud, educación) que garantizan a los ciudadanos un nivel de subsistencia.


Originalmente, al tratar de frecer a todos los ciudadanos unos servicios mínimos en forma de prestaciones como educación, salud, salario mínimo, pensiones, cobertura de desempleo,etc., pretendía erradicar la pobreza en Europa tras la guerra.  El estado de bienestar contribuyó a vertebrar la Europa arruinada por la Segunda Guerra Mundial en un concenso sin precedentes, y logró una convivencia difícil de alcanzar.  Mediante este proceso, el Estado se convirtió en una especie de árbitro para las distintas clases sociales y paralelamente, despolitizó y desautorizó las posibles revueltas sociales en aquellos lugares en que las desigualdades eran muy acusadas.  De esta forma se intentaba evitar el contagio de las ideas comunistas que regían entonces en Europa del Este.

Como resultado, el estado de bienestar es, desde hace medio siglo, un elemento clave de la cultura europea y ha caracterizado un modelo de crecimiento a largo plazo.

El ejemplo europeo fue seguido por otros países.  En América Latina, sobre todo, el Estado sumió funciones similares luego de la Segunda Guerra Mundial.

El debate sobre el estado de bienestar

Se ha abierto un debate central, algunos se preguntan si el estado de bienestar no se ha convertido en una rémora (obstáculo que detienen o entorpece)  para el futuro.  La clave radica en saber si las iniciativas lanzadas para aliviar la pobreza están provocando hoy déficits públicos ingobernables y aumentos del desempleo, pues propician salarios elevados que tienen como marco de referencia unos subsidios de desempleo que no invitan a trabajar.  Se cree que las subvenciones creadas por el estado de bienestar han limitado los incentivos para trabajar.

La magnitud de la quiebra fiscal del Estado, originada por una necesidad creciente de prestaciones y un menor número de contribuyentes, la cuestión para debatir es si existe la posibilidad de mantener los sistemas de protección social y a la vez generar empleo.

El estado de bienestar ha funcionado mientras la prosperidad hizo posible un aumento de la presión fiscal que compensase las desigualdades más extremas, mediante un aumento de los servicios sociales.  Cuando los ritmos de crecimiento disminuyeron, los déficit públicos empezaron a hacerse excesivos.

En América Latina en general y en Argentina en particular, buena parte del estado de bienestar fue desmantelado en los años noventa durante el auge de las políticas económicas de cuño neoliberal.  La crisis en que culminaron tales políticas obligó a generar nuevos mecanismos de lucha contra la pobreza.  En nuestro país en 2002 se implementaron los planes Jefes y Jefas de Hogar Desocupados.

El futuro del estado de bienestar

Existen tres posturas:  
  • Los neoliberales sostienen que el estado de bienestar debe ser desmantelado para que actúen las fuerzas del mercado, pues genera más ineficiencias que beneficios.
  • Otros que debe reformarse, para hacerlo compatible con la necesaria contención del gasto público, lo que implica profundos recortes en algunas de las prestaciones.
  • Los defensores de una tercera postura afirman que el estado de bienestar forma parte esencial de la lucha contra la desigualdad y en consecuencia debe mantenerse.
Al margen de las distintas opiniones políticas, las fuerza de los hechos está demostrando que el estado de bienestar precisa una reforma y actualización que permita que aquellos que realmente lo necesiten, puedan ejercer los derechos adquiridos.  Así buena parte de slos países euriopeos ha iniciado un proceso de revisión de estos niveles de asistencia, en unos casos al alza y en otros  a la baja, evitando ineficiencias y eliminando los corporativismos.